Durante la crisis sanitaria se desarrolló la denominada “Educación virtual de emergencia”, la que en sus inicios tuvo como mayor propósito generar la cobertura de los contenidos comprometidos para el 2020. Sin embargo, los modelos se fueron enriqueciendo para sobrellevar el segundo año de la pandemia, y gran parte del 2021 se continuó con la virtualidad incorporando los modelos híbridos, según las condiciones de cada ciudad. Esfuerzos que permitieron la continuidad de la academia y en la actualidad se realizan los análisis para comprender, ¿cuánto afectó la ausencia de las experiencias presenciales, ¿cuál es el impacto en los aprendizajes?, ¿qué nuevas modalidades de enseñanza llegaron para quedarse?, ¿hasta qué punto es posible comprometer a los estudiantes a través de nuevas modalidades? y ¿en qué medida se afectan o fortalecen las relaciones entre docente y estudiantes?
Sin duda, la experiencia universitaria durante los periodos académicos 2020 y 2021 cambió y tanto los docentes como las nuevas generaciones de estudiantes tuvieron que aprender y adaptarse a nuevas modalidades de enseñanza y aprendizaje.
Bajo la premisa que los estudiantes aprenden mejor en un entorno caracterizado por su apoyo y altas expectativas, la experiencia universitaria exitosa requiere entonces, de oportunidades para establecer relaciones interpersonales. Son las instituciones y los académicos quienes están llamados a mover las relaciones desde la periferia al centro de la educación universitaria y para esto, un mentor o tutor, por ejemplo, podrían ser clave para generar esas necesarias conexiones.
miércoles, 26 de octubre de 2022